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La Voz de La Verdad

CULTURA: ¿EXISTE LA CULTURA PERFECTA?

Por Israel Torres B. - Artista Visual

Hospedadores, solidarios, amistosos, bromistas, buena onda, pero también pillos e impuntuales. Estas son algunos de los calificativos con que se suele describir al chileno. Y mucho de esto es cierto, aunque está claro que siempre que se intenta entrar en descripciones de masas, se caen ciertas generalidades, el chileno común y corriente no dista mucho de estos calificativos. Muchas cosas positivas se hablan de los chilenos en otros lugares de Latinoamérica, he escuchado buenos comentarios de nuestros compatriotas. Pero no todo es positivo, en algunos lugares de Europa el chileno tiene fama de delincuente, de ladrón.

Pero, ¿Cómo realmente somos los chilenos? ¿Cómo es nuestra cultura? ¿Qué tiene de buena y que tiene de mala?

Obviamente no nos veremos reflejados del todo con las generalidades, dos personas siendo chilenos, pueden ser estratosféricamente diferentes, aún siendo vecinos. Tanto así que a ti te pueden gustar las baladas y a tu vecino el reggaetón, mientras que a tu hija le gusta el pop. Por el contrario podemos llegar a ser tan similares y cercanos, que hablamos el mismo idioma, con los mismos modismos, comemos empanadas de pino y tomamos mote con huesillos. delincuente, de ladrón.

La cultura la podemos apreciar, cuando observamos la relación de un individuo con su contexto, con cada elemento que lo rodea. Usted podría reconocer a un tipo de persona según el tipo de reacción que tiene ante ciertas situaciones. Por ejemplo, si ves a una persona con cara de distraído, con una cámara gigante, fotografiando el monumento de la plaza por la que tu siempre pasas sin darle importancia, está más que claro que es un turista. Al turista lo reconocemos porque se comporta de una manera muy inusual en los lugares que para todos nosotros son comunes y corrientes. Cada vez que vamos de vacaciones a un lugar nuevo para nosotros, adoptamos la cultura turística.

La cultura que posees, es el resultado de muchos factores que confluyen en ti, de tu nacionalidad, de tu situación económica, de tus vivencias familiares, de tus traumas, de tus felicidades, tanto de la historia de tu ciudad y de la historia de tu vida. Cada momento que has vivido ha modificado tu manera de relacionarte con tu entorno, con tus hijos, con tus padres, con tus compañeros, amigos, etc. Tu historia colectiva e individual ha formado tu manera de vivir.

Podríamos comenzar a comparar distintas culturas, cada cual con sus propias costumbres, idiomas, comidas, etc, etc. Y sin duda, todas tienen virtudes hermosas, y defectos horribles. ¿Acaso existe una cultura perfecta, que nos logre relacionar correctamente con todo lo que nos rodea?.

Esa cultura existe, es la cultura del Reino de Dios. ¿Cuál es esta cultura? ¿Cómo es? La cultura del Reino de Dios, se manifiesta en la personalidad de Jesucristo, y en como él se relacionó con todo lo que lo rodeaba mientras pisó físicamente este mundo. Es la cultura perfecta. Cuando, él veía necesidades en otros, él traía la solución. Cuando veía el dolor, él traía el remedio, y si veía escases, no dudaba en traer abundante provisión. Callaba cuando no debía hablar, pero cada vez que hablaba, el que lo oía no podía ser indiferente.

Ojo, no te estoy hablando de esa imagen de Jesús que solemos tener. No es el Jesús intocable, con una aureola en su cabeza, o como el de la película “Jesús de Nazaret”, que parecía flotar cada vez que caminaba. Tampoco te hablo de esa imagen del Jesús crucificado, que mira a los fieles con dolor, y que lleva tanto tiempo ahí clavado, que al parecer no podría hacer mucho por ayudarte. Él no es esta persona, que solo encuentro en un templo, y a la que me puedo acercar por medio de otro que tenga los méritos suficientes para hablar con él.

Te hablo de Jesucristo, aquel que trae certezas en medio de la incertidumbre, y que manifiesta lo que es correcto en medio toda imperfección. Aquel que no mira de lejos los problemas sociales, familiares, morales, sino que está todo el tiempo hablando las respuestas que necesitamos.

Este Jesús, posee una cultura. Una manera de ser y de hacer, una forma de pararse frente a la vida. Posee un lenguaje y costumbres. Este Jesucristo no es evangélico, ni católico, ni mormón, ni testigo de Jehová, ya que él no es una religión. De hecho la historia y la actualidad, nos han demostrado como la religión ha tratado de interpretar a Jesús, pero no ha adquirido la cultura de este Jesús, la cual se sustenta en el amor, en la esperanza, en la fe, en la verdad.

Las primeras palabras públicas de Cristo fueron “Arrepiéntanse (cambien su cultura), porque el Reino de los Cielos está a la mano”. Jesucristo tiene una forma de vivir plenamente la vida, y la pone frente a ti hoy, y te ofrece un trueque, deja a un lado tu esfuerzo en vano de ser feliz, tu egoísta manera de relacionarte con los demás, deja los miedos que detienes, y los extraños refugios que has inventado en tu corazón, y los incesables intentos por llenar tu ser, y recibe a cambio una cultura que es más elevada que los pensamientos de cualquier hombre, un nueva forma de relacionarte por medio del amor genuino, una verdadera manera de encontrar armonía en el mundo, una efectiva llenura en tu ser, una nueva forma de mirar, adopta su cultura dentro de ti, y realmente descubrirás qué es vivir.

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