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La Voz de La Verdad

TRABAJO EN EQUIPO, UNA CUESTION DE HONOR.




Este siglo nos ha traído diferentes modas y tendencias. Con la revolución industrial y las máquinas, los dueños de estas fábricas tenían mucha gente de bajo estrato y pobres, muchas de ellas analfabetas y era una mano de obra barata, que simplemente vivían para el trabajo, pues fácilmente sus jornadas eran de 12 horas. Pocos beneficios y mucha exigencia, con trabajos que eran de ejecución bruta y constante. El abuso comenzó a ser parte del diario vivir, porque mucha gente necesitaba trabajar, sobre todo en el tiempo de la depresión en Estados Unidos, los años 30.


Se produce una lucha por derechos humanos, derechos de los trabajadores, como el derecho al descanso o pausas de descanso, poder sentarse cada tanto, trabajar de lunes a viernes, tener un tiempo para comer tranquilo y todo eso implicada tener muy poca vida propia y menos familiar. Cada persona tenía una función específica e individual. Esta presión da paso a protestas, violencia y a la sindicalización. Cada cambio en la sociedad es generado por las necesidades que se abren producto de los trabajos, la economía y la política.

Los gobiernos y el marketing nos han hablado y nos hablan con frases para el bronce que busquemos la individualidad, que seamos lo que queremos ser, que no hay límite para la satisfacción propia y que no debemos sentirnos culpables por eso, pero eso no tiene nada que ver con desarrollarse profesionalmente o con estudiar una profesión, este slogan apunta al desarrollo de un YO EGOISTA y eso hoy en día no puede existir, no sirve como forma de vida, es una ilusión, pues todos nos necesitamos en las distintas áreas en que nos veamos enfrentados a vivir e interactuar.


No necesitamos ir tan lejos para comprender esto, en nuestras familias nos han enseñado que a medida que crecemos debemos cooperar con las tareas de la casa. Hoy ya no hay tareas domésticas que solo la mujer puede hacer, sino que el hombre también ha tenido que salirse del pensamiento machista, para ayudar a su esposa en las labores de la casa y en el cuidado de los hijos. Ambos que probablemente trabajen, con mayor razón, ya que tendrán que llegar a casa y repartirse las tareas para alcanzar a estar con sus hijos, comer algo y dormir, para levantarse al otro día a trabajar.


Las empresas hoy trabajan todas por un fin en común, ya no existen las personas o funcionarios de carrera como antes, que podían elevar las alas solos y posicionarse por sobre otros aún con malas prácticas. Hoy esa forma de juego no corre, no sirve, no se sustenta, es un mal fruto. Lo que hoy sirve son los equipos de trabajo funcionales, con la actitud correcta, que no ven por su beneficio propio, ya que el beneficio no es individual, sino son grupos de personas llevando la carga todos juntos, porque todos se necesitan. Los saberes, las capacidades, los talentos ya no son individuales, sino corporativos, de grupo, como un clan, como un equipo de futbol.


Para que se entienda mejor: no saco nada con ser un gran delantero y goleador, si no hay uno alero que me dé un pase certero, para hacer eso gol y celebrar. De la misma manera hoy en día en las empresas, desde la más pequeña a la más grande necesitan de gente comprometida con habilidades blandas, es decir, formas de tratar y comportarse basadas en la empatía con el otro. No me relaciono con el otro solo por sacar un provecho. No podemos seguir comportándonos como si fuéramos trogloditas que van de cacería, sino que, por la sensibilidad del ser humano, por cómo han sido modificados los comportamientos en las sociedades a nivel mundial, por la naturaleza de la vida diaria y por ganar felicidad, necesitamos cambiar el Egoísmo por una actitud sincera de cooperación.


Una empresa, una familia, un grupo de amigos, familias en una villa o una calle requieren de la misma actitud para funcionar en equipo, ser empáticos, ayudarnos, ser sensible a la necesidad del otro. Siempre hay alguien que necesitará de nosotros o nosotros necesitaremos de alguien que nos facilite ayuda, habrá alguien con la respuesta que buscamos, ya sea para resolver un trabajo o una inquietud, hacer un trámite o conseguir una taza de azúcar.


Desde lo más simple, desde la urgencia de satisfacer nuestras necesidades a cumplir con nuestras funciones, nos prestan un servicio o nosotros damos un servicio, este puede ser remunerado o no. Siempre estamos funcionando en este yo necesito y tú me das o en tú necesitas y yo te doy. Lo cierto es que hoy valoramos más que nunca el compromiso con el otro, encontrar a un “otro” mirarlo a los ojos y poder decir gracias.

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