REBELDES CON CAUSA
Por Valentina Hidalgo
El otro día me levante rumbo a mi trabajo como de costumbre, observe tan detenidamente a unas madres con sus bebitos en brazos, me pareció que todavía eran lactantes. Al mirar el bus que los traslada a sus salas cunas y jardines infantiles, me llamó mucho la atención, un pequeño que lloraba por no querer ir y se aferraba fuertemente a su madre, incluso desde el asiento del bus se escuchaban sus llantos, desgarradores por cierto.
Al subir al colectivo, no dejaba de recordar aquella escena, la cual debo reconocer, que me impacto muchísimo. Comencé rumbo al trabajo, a observar a niños y jóvenes de distintas edades y sexo, unos iban conversando, otros apurados, otros ya mayores con sus parejas; yo pensaba “tan jóvenes y ya pololeando”. Vuelve a mi mente aquel pequeño con su llanto, y comencé a ver mi niñez y la compare con la de hoy en día.
Cómo hemos cambiado como sociedad, nuestros niños criados en Salas Cunas y Jardines Infantiles, luego en sus escuelas, donde no se ven a padres ni madres enseñando, educando, ni protegiendo, muy por el contrario, observas a niños desde temprana edad separados de sus familias, enfrentando desafíos por si mismos. Si bien hay gente a su cargo, todos están carentes de apego familiar. Tanto padres como madres se ven en la obligación de tener que trabajar, y en muchos de los casos solo les alcanza para sobrevivir.
Carentes de oportunidades, en su mayoría son familias vulnerables, con baja tasa de escolaridad. Sólo pueden aspirar a trabajos mal remunerados, a ser mano de obra barata, producto de la alta demanda laboral, que hace que los empresarios cancelen sueldos mínimos. Además los trabajadores tienen extensos tiempos de traslado. Los padres que son profesionales, se ven en la obligación de viajar a Santiago a sus trabajos, niños y jóvenes quedan desde temprana edad solos en sus hogares, inclusive en las noches. Los Padres no están realmente atentos alas necesidades de sus hijos.
La falta de espacios de recreación, baja tasa de escolaridad, la carencia monetaria en los hogares, la falta de paternidad en los hogares por culpa del excesivo trabajo, ya sea por necesidad de ganar más o por el tiempo en donde estos se desplazan, hace que los niños que pronto serán jóvenes posean una carencia de identidad, afectividad, de principios y valores que ellos posteriormente manifiestan. El agotamiento físico de los padres producto del exceso de trabajo, el ritmo de vida que absorbe más y más a las familias, hace que estas comiencen a derrumbarse, la falta de amor, basada en tiempo, enseñanzas, principios y valores, todo dejado de lado, hace que ellos tomen decisiones equivocadas y muy mal enfocadas.
En nuestra comuna de El Monte, existe una gran tasa de jovencitas embarazadas, triste es saber que ellas buscan el cariño através de un abrazo, entregando sus cuerpos por sentirse en ese momento amadas, niñas que no conocen de valores, dando lo mismo las veces que se entregan, sea el hombre de la misma edad, mayor o menor, e incluso alguien de su mismo sexo, buscando llenar vacíos que desde temprana edad no fueron llenados.
Jóvenes varones que no conocen principios valóricos, dejados llevar por lo que sienten en determinados momentos, no pensando en consecuencias a futuras, sin identidad clara, de saber que hacer, inmaduros, inclusos indolentes con el otro, importando sólo satisfacer su propia necesidad y requerimientos.
Jóvenes que buscan a través de la rebeldía, el sexo, el alcohol y las drogas, sentirse felices, tratando de olvidar sus realidades. Si nos diéramos el tiempo de conversar con ellos, entenderíamos que todo parte por los hogares, donde no hay apego, ya que desde temprana edad son descuidados, no son escuchados, ni entendidos, guardan sus sentimientos y emociones para no provocar algún tipo de incomodidad o molestia a sus padres, para no agrandar más la situación agobiante que aqueja a cada uno ellos, y la forma en que descargan sus emociones, son a través de los excesos asociados al sexo, alcohol y drogas, donde ellos evaden momentáneamente la realidad que los rodea.
Triste es ver que nuestras generaciones están tan faltas de amor, y como sociedad montina no hemos hecho nada para entregarles a nuestros hijos una Comuna mejor, muy por el contrario aceptamos todo lo que venga de afuera, toleramos todo tipo de influencia hacia nuestra juventud, es más, la aceptamos y creemos que somos modernos o más bien es moda, no nos damos cuenta que esto, cada vez avanza sin que nosotros nos detengamos a mirar y comprendamos que hemos hecho mal, te dejo esta interrogante ¿dejarás que esto siga, o harás algo por cambiar la vida de tus hijos?