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La Voz de La Verdad

UNA RESPUESTA A LA HOMOSEXUALIDAD (PARTE 1)

Por Simón Aquino

Batalla de argumentos espirituales

1° Timoteo, capítulo 6, versos 20-21. Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia. La cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo.

Los siglos XX y XXI se caracterizaron por la pérdida de los absolutos morales, (un “absoluto” es algo que no cambia y se mantiene estable sin importar las variaciones de su alrededor). Esta pérdida fue impulsada por las ideologías del Humanismo secular, que negaba la capacidad pecaminosa del ser humano y la legitimidad de Dios de interferir y determinar lo justo e injusto. Este pensamiento es agresivamente contrario a las verdades de Dios, porque presenta al hombre como naturalmente bueno en sus pensamientos e intenciones, lo cual es contrario a lo que las Escrituras muestran y pone a Dios como alguien que “si es que existe” está lejos de nosotros como para ayudarnos o querer interferir en el mundo.

Romanos, capítulo 3, versos 10-11. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios.

De esta forma, satanás fue construyendo murallas de argumentos en la mentalidad de las personas. A través de la educación y de los medios de comunicación, se propagó el Humanismo secular y sus ideas de manera sutil en cada mensaje y enseñanza, cimentando estructuras de maldad, que después sustentarían la inmoralidad de las naciones.

El pensamiento Humanista desembocó en la “ética de la situación”, una ideología que excluía a Dios como soberano juez de la tierra, no dejando absolutos morales, toda afirmación moral se transformó en una idea relativa, donde solo la situación podía determinar que era correcto o no, y entonces cada ser humano era dueño de determinar si su conducta era moral o inmoral. Es la misma ética que sustenta las leyes del aborto y el “manifiesto homosexual”.

“La situación lo justifica”, esa es la premisa de la ética de la situación, al parecer a simple vista podríamos decir que es una afirmación “justa”, el problema es que esta afirmación depende de la conciencia del que la practica, entonces ya no se puede juzgar algo como malo, sino hasta comprobar si la situación lo amerita o no. Bajo esta premisa es que se quiere legislar a favor del aborto y del matrimonio gay. Según esta ideología, hay situaciones que ameritan el aborto de un niño indefenso, entonces el derecho a la vida ya no es un absoluto, va a depender de la situación en que fue concebido ese niño, y si su madre cree poder sustentarlo.

De la misma manera se comienza a legislar por la unión de parejas homosexuales, porque si en un país hay muchos homosexuales conviviendo, entonces esta situación lo amerita, luego estas leyes desembarcan en un matrimonio gay, y por último, en el derecho de adopción.

Parece un juego de ideologías, pero quisiera que abra sus ojos de su entendimiento, y vea de qué manera estas filosofías vienen desde el inframundo para implantarse primero en la mente de personas específicas, capacitadas por el diablo, para construir este tipo de pensamientos, y luego en las sociedades, las que van alimentando y generando maldad, levantando paredes y verdaderas fortalezas de argumentos, que se incrustan en la educación, en las leyes y en las familias de las naciones.

La “ética de la situación” permite cualquier argumento, por muy antinatural que sea o inmoral que se presente. Podría decir un caníbal: “podría morir de hambre, así que la situación lo ameritaba”; podría la Alemania nazi argumentar que la situación ameritaba los holocaustos, necesitaban “producir a bajo costo” para sustentar una guerra a la que fueron empujados por las humillaciones del pasado, podrían decir que eran “tiempos violentos”; podría Osama Bin Laden argumentar que la destrucción de las Torres Gemelas obedece a un marco de guerra internacional, en la que Estados Unidos es tan responsable como ellos.

La ética de la situación da para cada argumento, no se puede decidir lo que es bueno o malo, hasta que se establezca un absoluto que determine una regla entre dos situaciones.Al analizar de qué manera la sociedad comenzó a aceptar la homosexualidad como una opción viable, hallaremos más sentido a las palabras que el Dios dijo a través del apóstol Pablo.

2° Corintios, capítulo 10, versos 4 -5.Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.

En la sociedad la homosexualidad pasó de ser un pecado, a ser una “elección sexual”, fue puesta entre las variantes para cualquier ser humano. Este traslado del pensamiento no ocurrió de la noche a la mañana, los homosexuales se fueron apegando a grupos discriminados como la mujer, razas y etnias, argumentando que estaban siendo excluidos por su elección sexual, y en nombre de la “no exclusión” reclamaron derechos e igualdad de condición con la sociedad heterosexual.

La homosexualidad hoy en día, es un tema de cada gobierno. Los homosexuales pusieron sus peticiones en las mesas de los gobernadores, y hoy en día están presionando para moldear una sociedad que sea más proclive a este pecado. No están lejos de lograrlo.

Este pecado de inmoralidad, está cambiando el alma de ciudades y naciones, moldeando las mentes de los pueblos, llenando la tierra de maldición.La lucha contra la inmoralidad del homosexualismo, no es solo una lucha que se logre a través de la liberación espiritual, o de enseñar buenos hábitos. También debemos atacar las estructuras de maldad que sustentan el pensamiento de las naciones y que mantienen cautivos los pensamientos de hombres y mujeres. Debemos plasmar en cada creyente la mente de Cristo, de manera que puedan defenderse y atacar el sistema filosófico del mundo. Para esto necesitamos un examen exhaustivo de cómo opera la homosexualidad en el alma, pues es ahí donde los argumentos se levantan.

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