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La Voz de La Verdad

EL GRAN SILENCIO DEL 21 DE MAYO

Por Gabriel Muñoz

La oscuridad de un líder, sin lugar a dudas, hará que su pueblo avance a tientas, llevándolo probablemente al fracaso como sociedad. El silencio de un guía cumple la misma función, cuando el representante que la misma sociedad ha escogido guarda sus lineamientos respecto a algún asunto, no se puede actuar claramente. No existe duda del surgimiento de diversas opiniones y puntos de vista generados en las redes sociales y la opinión pública de nuestro país en razón del recién pronunciado y tradicional discurso de 21 de mayo. Una variada gama de temas fueron tratados durante las dos horas que duró el discurso; sistema binominal, educación superior, construcción de establecimientos de salud, pueblos indígenas, entre muchos otros. Sin embargo, existe una cuestión fundamental nunca fue pronunciada y que es el núcleo de nuestra sociedad: la familia.

¿Qué pasó con la familia en este discurso? ¿Qué pasará con la familia en estos cuatro años?

Explícitamente el discurso no especificó nada concreto, mas implícitamente podríamos rescatar singulares conclusiones al respecto. Peligroso es que necesariamente tengan que inferirse cuáles serán los ejes centrales que influirán en la familia chilena, pues, al no estar esclarecidos, no se sabe qué puede ser bueno o qué puede ser malo para esta. Es un hecho que grupos minoritarios están atacando la identidad de la familia en Chile y es, sin duda, una irresponsabilidad no hacerse cargo de este asunto, ni dar las directrices a tomar referente a esto, ya sea apoyando el concepto tradicional de familia o, ciertamente, poniéndose de parte de aquellos que atentan contra la formación natural de esta y atacarla.

Hay solo dos aspectos que incumben indirectamente a la familia. El primero se relaciona con la creación de subsidios habitacionales, lo cual favorece el espacio físico para el desarrollo de la vida familiar y, en un segundo punto, la legislación sobre la interrupción voluntaria del embarazo: aborto. Esta última instancia, despenaliza y motiva el homicidio de un ser inocente a expensas de “casos particulares’. Sabemos que la frase popular “el papel aguanta mucho” se haría efectiva en estas circunstancias, pues dichos casos conformarían la excusa perfecta para transgredir el derecho a la vida del feto en el momento que se estime conveniente por parte de la madre o quien decida por ella. ¿Cómo se relaciona esto con la familia?, pues en aristas de natalidad, procreación y expansión del núcleo familiar.

¿Por qué abordar la familia es un tema tan importante? Porque constituye el eje de toda comunidad: “La familia es la base de la sociedad y es en ella donde establecemos nuestras primeras relaciones sociales. […] La familia constituye un núcleo económico y jurídico, que realiza dos funciones trascendentes en la vida social. Biológica: donde la función fundamental es la de perpetuar la especie humana. Social: porque está a cargo de […] la formación ética, moral y cultural de los hijos”[1]. Es en este lugar donde se crea la cultura de la comunidad, donde se educa al niño en los criterios morales, principios y valores que hace de una sociedad un lugar mejor o peor, dependiendo de la consigna con que se forme al joven ciudadano, pues “dentro de la unidad familiar, el niño aprende los patrones culturales que le facilitan la participación en la sociedad”[2].

¿Qué más se dijo sobre familia? Nada. De hecho nada se dijo. Solo podemos llegar a conclusiones subjetivas a raíz de lo que hemos escuchado, pero el futuro es incierto y si nuestra mandataria no se hace cargo de este tema transversal a toda la sociedad chilena, tan importante como la salud o la educación, probablemente será nuevamente el pueblo quien “tome riendas” del asunto y no de la mejor forma. No basta con preocuparse, hay que ocuparse y sé que escribiendo una opinión es poco lo que puedo hacer, pero tal vez pueda contagiar a quien lea esto con la misma urgencia de poder hacer algo por preservar y volver al sentido original de la familia, algo natural y que favorece todos los ámbitos de la sociedad, al ser el lugar desde donde se crean ciudadanos que contribuyan a formar un país mejor.

[1] Flores, M. y Montijo, L. Formación Cívica y Ética 2. Progreso: 1992, México D.F., p.122.

[2] Morán, R. Educandos con desórdenes emocionales y conductuales. La Editorial: 2006, Puerto Rico, p.21.

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