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La Voz de La Verdad

REFLEXION: MATERNIDAD E IDENTIDAD FEMENINA

Por Romina Rosas G.

Profesora

Mi vivencia

Millones de emociones y pensamientos vinieron a mí desde el momento de enterarme que estaba embarazada, puesto que este es un proceso que nunca antes había vivido, todo un mundo de nuevos cuestionamientos me inundaron, dentro de todo eso solo tenía dos certezas, la primera certeza era que mi vida cambiaría para siempre, nunca más sería igual, porque ahora había vida que estaba desarrollándose dentro de mí, alguien que era más que un simple conjunto celular estaba creciendo, una persona con un corazón, con un alma, con un cerebro lleno de nuevos pensamientos e ideas con un espíritu vivo esperando a mostrar su eternidad; la segunda era que si Dios había soplado vida en mí aun cuando los médicos decían que por la patología que padecía era casi imposible tener un bebé, era porque todo lo que yo soy está capacitado para ser madre. Cada día que pasa, veo y siento como mi hijo crece en mi interior y mi vida cambia, hace que la mujer que soy sea más completa, madura, lejana al egoísmo, me hace valorarme y respetarme a mí misma por el milagro de la vida que Dios sopló en mí. Y si pudiera decir en una frase lo que está siendo mi proceso de maternidad diría que es “completa y profunda transformación”.

Crítica al Individualismo

Tengo 26 años y soy profesora, estoy recién comenzando a desarrollar mi carrera y además, estoy casada hace solo 10 meses, para muchos el pensar en tener un hijo en esta etapa de mi vida significaría una locura, casi un estorbo en el avance y alcance de metas personales propuestas para una mujer joven y profesional como yo, lo normal para la sociedad actual centrada en sí misma, sería alcanzar gran parte de mis metas y luego de eso pensar en tener un hijo, si soy honesta la verdad es que no esperaba que sucediera tan pronto, pero creo que este bebé viene en el tiempo perfecto para mi vida y la de mi esposo, sé que ningún logro de metas se puede comparar a la de tener un hijo, porque un hijo no es alguien al que solo debes satisfacer sus necesidades, como una mascota, sino que si somos capaces de ampliar nuestra mirada, nuestros hijos son la extensión de nosotros, los hijos son generaciones que están saliendo de nosotros que pisaran y serán parte de la tierra y la historia, el tener hijos es la liberación del egoísmo, es entrar en conciencia de que no eres tú solo viviendo solo para ti y por ti. El tener hijos despierta el amor más genuino e incondicional que el ser humano pueda experimentar, te hace ser mejor ya no por ti mismo, sino que por otro.

El mundo ve a los hijos como la limitación de sus vidas incluso en casos extremos hasta los hace huir de estos encerrándose en sus “obligaciones”, dejando de lado lo más importante, sus hijos, tu hijo te necesita y te necesitará a ti, más que cualquier otra cosa. Como les decía al inicio de esta parte soy profesora y he conocido muchísimos niños y puedo ver con profunda tristeza como la sociedad decae no por causa de un sistema educativo deficiente, sino por la carencia de amor y atención que tienen los niños desde sus primeras etapas; amor y atención que no debe ser dado solo por la tía de la sala cuna o el profesor de su escuela, sino por ti mamá y papá, tu hijo te necesita a ti más que a ninguna otra persona desde el momento de su concepción, solo tú puedes decirle quien es y lo importante que es su vida, no solo para ti, sino que para la sociedad, te aseguro que si dejas de verte solo a ti mismo, si dejas el egoísmo en el que está sumido todo el sistema de esta sociedad y te abres sin temor a darte por otro tu vida tendrá las mayores satisfacciones que pueda experimentar.


Identidad femenina

Como decía anteriormente, creo que la maternidad es una experiencia que esta sobre de todo egoísmo y que te impulsa a darte a otro y por otro, en donde una mujer debe comprender su propio valor y la importancia que tiene para otro, deja de pensar y verte como un objeto, pues no lo eres; mujeres nuestro valor no disminuye porque tengamos la capacidad de contener vida y a la vez ser responsables de esa vida, por el contrario eso nos hace diferentes y especiales, es más Dios muestra su amor trascendente, sus cuidados, su protección hacia la humanidad en la anatomía de nuestros cuerpos. En nuestros cuerpos se expresa parte de la naturaleza divina de Dios como el que contiene, nutre, protege, consuela, etc. y si nosotras no somos capaces de valorarnos desde la sencillez y la humildad de lo que eso significa jamás podremos hacernos respetar ni valorar y perderemos la vida en una lucha sin sentido, puesto que si nosotras mismas no nos valoramos, nadie más lo hará. Pensemos por un minuto en lo potente que significa que todo ser humano en el mundo vino por medio de la matriz de una madre, nuestra existencia no sería posible si no tuviéramos una madre que nos hubiera contenido hasta el momento de haber sido dados a luz, aun si la iniciación de tu embarazo fue asistida, eres tú la que contuvo esa vida dentro de ti hasta el momento en que ese ser humano perfecto y único estuvo preparado para ser dado a luz. Ahora alguien podría estar diciendo que lo que quiero decir es que la mujeres somos una especie de incubadoras diseñadas por Dios o la naturaleza, pues si piensas eso estas totalmente equivocado o equivocada, porque la maternidad va más allá de la anatomía y del proceso físico que ocurre en el cuerpo femenino, porque la maternidad es algo eterno que viene de Dios de su eternidad soplando en nosotras. Por ejemplo, una incubadora no tiene la capacidad de contener la vida de sus inicios, ni de contenerla, mucho menos de dar amor, seguridad y protección que da una madre en su matriz , una incubadora no podría abrazar, ni consolar a tu pequeño, a tu hijo en sus diferentes etapas, eso solo tú puedes hacerlo. Aun si un hombre se cambiara de sexo y se transformara en una “mujer”, no podría contener la vida eterna que Dios quiso que nosotras en nuestro diseño perfecto contuviésemos y desarrolláramos.

“La matriz es un espacio sagrado donde lo espiritual y lo físico se funden en un ser humano único. Es el lugar donde los seres humanos se forman, donde se determina su propósito y se funda el futuro de las naciones”. Trible, God and the rhetoric of sexuality, en D. Miller, Opresión de la mujer pobreza y desarrollo.

Que mayor honor que guardar dentro de nosotras el futuro, contenerlo, guardarlo, nutrirlo y darlo a luz.

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