43 ESTUDIANTES: UN GOLPE AL ADORMECIMIENTO
Por Simón Aquino
Estudiantes desaparecidos, muertos o secuestrados, se desconoce en verdad en que condición estén actualmente los que sobrevivieron a la lluvia de balas que tanto la policía como el cartel de narcotráfico “Guerreros Unidos”, lanzaron sobre estos jóvenes, no se sabe porque desaparecieron, pero no es desconocida la telaraña de mentiras, corrupción, dolor y muerte que vuelve a salir a luz en el estado de Guerrero y en México.
Jóvenes que estudiaban para ser profesores, protestaban hace un tiempo porque los cupos de trabajo en el gratuito sistema educativo mexicano no funciona en base a cualidades, vocación o rendimiento, sino basado en la capacidad de “contactos”, o directamente pagando por esos cupos de trabajo o “plazas de ejercicio docente”, ¿cuál sería el delito de estos jóvenes acribillados y secuestrados?, ¿Qué hicieron para merecer una lluvia de plomo que perforo sus cuerpos y ser entregados por la policía a los sicarios del narcotráfico?, su único problema es vivir en un lugar donde se rinde culto a la muerte, donde en la cultura de los barrios se escuchan los “narcorridos”, donde solo un 3% de los asesinatos terminan con un culpable en la cárcel, el otro 90% aún no se sabe quién disparo y porque, donde la iglesia sigue interesada en generar números en sus congregaciones, formar cúpulas de poder religioso excusados en la unidad, pero sin intervenir en la decadencia de la ciudad.
Las naciones enviaron mensajes al presidente mexicano, que prometió en sus giras internacionales seguridad a los inversores extranjeros, para que aclarara dichas muertes, esto más las marchas que miles de mexicanos, que de pronto despiertan hastiados de leer muertes en estados tomados por los narcos, realizaron por todo el país pidiendo justicia, ha llevado a la fiscal a apresurar la investigación, destapando más muertos en fosas comunes, más hilos de corrupción impunes hasta este día.
El alcalde de Iguala, ciudad donde ocurrieron los hechos en el estado de Guerrero, José Luis Abarca y su esposa María de los ángeles Pineda, son los primeros arrestados como autores intelectuales, el alcalde ordeno el ataque policial y su esposa es el nexo con los sicarios del narcotráfico, pero sin duda es solo el hilo que conduce a un manto de muerte mayor aun.
La fiscalía Mexicana habla de un caso de “reprensión policial brutal”, pero esto es más que eso, es una orden de matanza, un acto de asesinato basado en años de conexiones corruptas, ordenes de muertes sin investigar (solo basta ver las fosas comunes encontradas), es el destape internacional de un sistema podrido hasta la medula por el dinero de la droga, que pone a su gente en la alcaldía y levanta señores feudales en las ciudades Mexicanas, la pregunta es ¿en que esta la iglesia?.
Hace no muchos días estuvimos en México, ministramos gente que le secuestraron sus hijos, que vieron pedazos de cuerpos en sus patios, recorrimos varias ciudades, conversamos con los hermanos y también buscamos hablar con la gente común, que ve su país aun con esperanza, pero se siente con las manos atadas sin saber cómo frenar todo esto, hablamos con ellos y sentimos el dolor, el peso en el corazón .
No todo está perdido en México, solo días antes de esta tragedia en Guerrero, estando en México el Señor nos dijo “la juventud es la respuesta de esta nación” y como la sangre de los mártires despierta las conciencias dormidas, así estos 43 estudiantes están empujando al país a despertar, pero no solo la sociedad debe abrir sus ojos, primero debe ser la iglesia de Cristo, debe comenzar a llorar por esa simiente que fue desarraigada con violencia de la tierra, por esos destinos cortados por la muerte de manera impune, debe dejar su lugar en las pirámides que construyeron y gemir por su tierra, doblegarse por amor a sus fronteras, las puertas de México están quemadas y Dios busca un Ciro que venga a decretar su libertad con acciones decisivas, el cielo pide por un Nehemias, constructor de murallas caídas, un Esdras que enseñe la justicia y traiga libertad desde el interior hacia afuera, las fronteras de México están secuestradas por la muerte, sus puertas tomadas por sus destructores, pero el Señor le prometió a Abraham, “tu simiente poseerá las puertas de tus enemigos”, la iglesia debe comprenderlo, será una generación nueva la que recuperara esas fronteras, esos puertos, las costas y los montes.
No dejemos que el dolor de 43 estudiantes y sus familias se apaguen con el tiempo, oremos por esta generación que Dios levantara y esta levantando, para juzgar la muerte y llevar cautiva la cautividad.