EL SACERDOCIO DEL PADRE EN LA FAMILIA: UN DISEÑO ETERNO QUE DEBE LEVANTARSE CON URGENCIA
Por P. Leonardo Blumler
Estamos viviendo días en nuestra nación en los que estamos siendo bombardeados por diferentes corrientes ideológicas que proponen alterar el orden que Dios le ha dado a la familia. Propuestas como el AVP (acuerdo de vida en pareja) ahora denominado PUC (pacto de unión civil), el matrimonio entre personas del mismo sexo y la ideología de género son hoy en día insistentes manifestaciones que están atentando en contra de la esencia misma de lo que Dios estableció en el Edén, un hombre y una mujer que tuviesen comunión directa con Él, y así fueran instruidos por Dios en cómo formar una familia inconmovible y sana; esto apuntaba a llenar la tierra con habitantes hechos a la imagen de Dios.
Los hijos de Adán y Su esposa aprenderían de sus padres a conocer a Dios (recuerde que Adán y su idónea fueron creados hombre y mujer maduros, crecidos, pero de ellos nacerían hijos, bebés que debían ser instruidos por sus padres). El que los hijos del primer matrimonio de la tierra aprendieran de sus padres a relacionarse directamente con Dios produciría nuevas familias en la tierra fundadas en los principios de Dios, y así se iría poblando el mundo conforme a lo pensado por el Creador en el principio.
Habiendo mencionado lo anterior, este escrito busca recordarnos algunos aspectos del rol de un padre dentro de la familia que Dios pensó, y cómo la alteración de ese rol producirá desequilibrios muy destructivos en las sociedades.
El padre proveedor y el sistema de trabajo en Chile
Todo padre debe proveer para su familia. Es muy difícil formar hijos adecuadamente sin cubrir necesidades básicas como un lugar donde habitar juntos, alimentación, educación, seguridad, vestimenta, etc. Es cierto que la provisión de estas cosas genera cierta estabilidad para formar los hijos, pero, ¿será esto lo más esencial y básico que todo infante en formación necesita?
El concepto de padre proveedor que hoy existe es muy limitado, centrándose principalmente en el dinero que un padre es capaz de generar para proveer para su casa, pero olvidando lo esencial de este rol, que es proveer amor, aprobación y aceptación para los hijos.
-En el amor del padre (y la madre) los hijos encontrarán una identidad sana, lo cual evitará que en el futuro sean arrastrados por corrientes no aprobadas por el hogar donde fueron formados. La comunión de los padres con Dios es fundamental para esto, sólo en Él encontrarán el amor y la sabiduría para formar correctamente sus hijos.
Cabe destacar que el rol del padre en la familia es inseparable e indivisible del rol de la madre, ambos deben ser UNO formando sus hijos. Si bien cada uno cumplirá diferentes funciones en el hogar, estas funciones se complementan constantemente, apuntando siempre hacia un mismo objetivo. El padre y la madre nunca deben competir para ser el mejor frente a sus hijos, o por tener la razón de cómo criarlos, sino que JUNTOS deben están en acuerdo y lograr ser EL mejor para ellos. Es por esto que al momento de consumarse el matrimonio, las escrituras mencionan lo siguiente en Génesis 2: 24 “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán UNA SOLA CARNE.”
Por esto mencionamos que deben ser EL mejor, porque deben ser UNO.
Sin esta unión que funde a hombre y mujer hasta ser UNO (la cual sólo Dios puede hacer posible), el desarrollo de una familia será incompleto, pues habrá vacíos en la formación de los hijos producto de la falta de acuerdo de los padres en temas que conciernen a la crianza de sus infantes.
El sistema laboral generando ausencia de los padres en el hogar
El sistema laboral de la nación está absorbiendo tanto a padres como a madres, sacándolos de los hogares a cambio de remuneraciones monetarias, produciéndose un vacío en la formación de los hijos. Esta ausencia permite, por ejemplo, que incontables veces veamos en el noticiero como pequeños bebés y niños son abusados de múltiples formas por niñeras, tías en salas de cuna, vecinas que se ofrecen para cuidar los hijos de amigos, etc. Esto es una clara señal de cómo la ausencia de los padres en sus hogares genera un gran espacio que el infierno ha tomado para destruir las generaciones venideras, marcándolas desde la infancia con terribles sucesos que despedazan sus almas. El resultado de esto será en muchas ocasiones personas con problemas de violencia y otros tipos de trastornos en sus almas.
Al sistema laboral NO LE CONVIENE ser culpado por todas estas terribles situaciones, entonces, para desviar las miradas de esta horrible situación, promueve un “modelo de padre” orientado a llenar a la familia de bienes materiales, los cuales generan una supuesta “abundancia y felicidad”. Muchos corren en pos de este modelo, olvidando que los hijos aprenden viendo y oyendo a sus padres. Los hijos no sólo necesitan oír enseñanzas correctas de la boca de sus padres, sino que es fundamental que el comportamiento de los padres (lo que los niños ven en ellos) sea coherente con sus dichos, sólo así se reafirmará lo que queremos enseñarles a nuestros hijos. Es por esto que Cristo en los días que se hizo hombre dijo en Juan 5: 19
“De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.”
Es DETERMINANTE entonces lo que los hijos ven hacer a sus padres, y si la realidad que ven son padres que les dicen que los aman, pero en sus hechos están todo el día fuera de casa para lograr proveer bienes, esto genera una incongruencia, y tergiversa el concepto de amor en los niños, finalmente aprenderán que amar es trabajar muy duro para proveer para el hogar, y crecerán para formar nuevos hogares en los cuales replicarán la paternidad que vieron desde pequeños en la familia donde fueron formados.
Este círculo va formando “trabajadores” y no “personas”, lo cual es un problema que hoy enfrentan las familias de nuestra nación, ya que la mayoría de los jefes de hogar poseen mentalidad de trabajadores y no de padres.
Un padre y una madre sabios harán lo mismo que el Padre Eterno hizo con Cristo en Sus días de hombre (que es lo mismo que hace el Padre Eterno con todos Sus hijos); decidirán estar presentes para sus hijos, cumpliendo el modelo eterno de familia.
Esta decisión conlleva estar dispuestos a buscar un equilibrio sano entre lo laboral y el estar presentes en casa, siendo lo más preponderante ser padres presentes. Toda familia que decida abandonar horas de trabajo a cambio de estar en casa NO TIENE NADA QUE TEMER EN CUANTO A PROVISIÓN ECONÓMICA, DIOS PROVEERÁ PARA ESTA FAMILIA, pues dicen claramente las escrituras en el Salmo 37: 25 “…no he visto una persona justa desamparada, ni su descendencia que mendigue el pan.”
Dado que el diseño de la familia fue creado por Dios, todos aquellos que respeten este diseño y formen sus familias sujetos a los principios que Él estableció, experimentarán la generosa provisión del Padre Eterno en sus hogares.
En cuanto a los otros dos aspectos esenciales para la formación de los hijos mencionados en el principio de este escrito (aprobación y aceptación), sólo mencionaremos brevemente algo de lo que generan en los hijos, sin profundizar en dichos aspectos.
-En la aprobación los hijos encontrarán seguridad, esto les dará estabilidad emocional, impidiendo que adopten prácticas y hábitos incorrectos que los hagan sentir socialmente aprobados.
-En la aceptación los hijos desarrollarán libremente su creatividad. Es necesario que los padres vayan aceptando las ideas y proyectos que sus hijos proponen y desarrollan, esto sujeto a que estas innovaciones NO se opongan ni socaven los valores y principios sobre los cuales está formada la familia. Esto impulsará a la generación sucesora a crear nuevos productos y brindar nuevas y mejores soluciones para las comunidades donde se desenvuelven.
A la luz de lo expuesto, es tiempo de que el verdadero sacerdocio de padres de familia vuelva a levantarse, proveyendo para los hogares padres que poseen el corazón y la mente de Dios. Esto es el comienzo del camino que nos llevará de regreso a las familias tal cual Dios las diseñó en el principio, lo cual generará sanidad y restauración en las naciones de la tierra.
Finalizaremos dejándole una pequeña reflexión:
-Si tenemos problemas con los índices de delincuencia, crímenes y drogadicción, la solución de raíz no es un sistema de justicia más drástico (el cual ayuda un tanto a frenar que sucedan impunemente estos males), ni tampoco construir más cárceles para evitar la famosa puerta giratoria de criminales que entran para salir rápidamente de las penitenciarías, la verdadera solución es formar con genuino amor en nuestros hogares hijos sanos, que posean identidad y propósitos claros en sus vidas, los designios eternos que Dios anhela para ellos, esto generará comunidades libres de los males que hoy las están destruyendo con cada vez mayor fuerza.
LA SOLUCIÓN ES RESTAURAR LAS FAMILIAS CONFORME AL DISEÑO ORIGINAL, EL DISEÑO DEL EDÉN.