REFLEXION: LA IMPORTANCIA DE DIOS EN LA PATERNIDAD...
Cuando hablamos de paternidad, nos sumergimos en un tema que trasciende el tiempo. Un padre tiene hijos, estos hijos serán padres algún día y tendrán que formar sus propios hijos; esto se irá repitiendo de generación en generación produciendo un linaje que trasciende el tiempo. Es en este linaje en donde se irá traspasando de generación en generación la imagen y semejanza del primer padre en esa línea generacional, y sus descendientes heredarán, aumentado y expandido, lo que el primer padre entregó a sus hijos.
Cada padre dentro de un linaje tomó imagen del que lo engendró y formó, y es en esta cadena de paternidades en donde viaja un legado que continuamente crece, el cual alcanzará y dará imagen a los que vienen más adelante. Desde esta perspectiva, la paternidad tiene el potencial de hacer crecer inmensamente lo que hoy yo ponga en el corazón de mis hijos, ya que si hoy deposito en ellos una roca del tamaño del puño de mi mano, generaciones más adelante esa roca se convertirá en un gran monte.
Es en este mismo modelo que el Padre Eterno envió a Su hijo Jesús, quién fue enviado desde el Cielo a destruir los sistemas de muerte que dominaban el mundo, Él fue lanzado desde el Cielo a la tierra como una poderosa Piedra Viva, y al hacerse hombre impactó y destruyó la imagen que el pecado había formado en los hombres, destruyendo para siempre todos los sistemas que las tinieblas habían construido en base a la imagen del pecado existente en las generaciones. Es esta misma Piedra, Jesucristo, quién creció hasta convertirse en un gran monte, el monte de las generaciones. Esto puede sonarle un poco raro, pero leamos como Dios le muestra al profeta Daniel este modelo en plena acción.
Daniel 2: 34-35 “Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.”
Lo que estamos leyendo aquí es el modelo en el cual Dios envía a sus hijos a la tierra, ellos son enviados desde el Cielo a desmenuzar los sistemas que esclavizan, a liberar a otros del temor, a llenar la tierra con un resplandor de libertad, pero para que esto se cumpla, es fundamental que sus padres conozcan el diseño con el cual fueron enviados desde el Cielo, y sean capaces de desarrollarlo en sus hijos conforme a lo que Dios les vaya hablando para ellos.
Para ser un buen Padre entonces, es fundamental estar parado en este Monte Eterno que llenó toda la tierra, y sembrar en nuestros hijos el diseño que Dios tiene para ellos. Para esto hay que estar libre del egoísmo y los temores, ya que de lo contrario, la tierra se seguirá llenando de profesionales de la carrera que está de moda; ingenieros, doctores, abogados, etc., los cuales son cocidos como ladrillos que salen del horno de Babilonia, totalmente estructurados para un sistema que los esclaviza. No tengo nada en contra de las carreras profesionales, de hecho soy ingeniero comercial y a la vez tengo un título de postgrado, pero si estoy totalmente en contra de llevar a un hijo por un camino diferente al que Dios trazó para él.
La verdadera libertad de los hijos está en que los padres podamos formarles en la imagen y semejanza de su diseño eterno, esto hará que ellos sean verdaderas piedras vivas enviadas a la tierra, los hijos de la libertad que transforman la cultura con la Luz de Cristo. Para lograr entender bien que es lo que Dios está pensando para nuestros hijos, tendremos que despojarnos plenamente de lo que creemos que es bueno para ellos, y dejar que Dios nos enseñe que es lo mejor para ellos, esto requerirá mucha fe y valentía. Lo invito a leer en paz el siguiente versículo.
Mateo 7: 11 “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”
Como puede ver, la paternidad se trata de pedirle a Dios que debemos ir sembrando en nuestros hijos. Este versículo está reconociendo que el hombre aún en su naturaleza pecaminosa busca darle lo mejor a sus hijos (siendo malos), pero también realza que más allá de ese profundo anhelo que poseemos por dar buenas dádivas a nuestros hijos, siempre lo mejor será preguntarle al Padre Eterno que es lo que debemos ir dándole a ellos.
Es entonces fundamental que un padre tenga mentalidad generacional, que pueda ver más allá del tiempo que está viviendo hoy, proyectando en las generaciones venideras el inmenso alcance que tiene todo lo que él vaya sembrando en sus hijos. Recordemos que una de las instrucciones de Dios a Adán (el primer padre en la tierra) fue “labra el huerto y guárdalo”. Dios no le estaba hablando de la flora y la fauna solamente, le estaba hablando de sus hijos, de todos aquellos que saldrían de sus lomos, de todos los que llenarían la tierra. Es tan fuerte la transmisión que un padre tiene hacia sus generaciones, que cuando Adán pecó, todos los hombres pecaron junto con él, esto se produjo porque la paternidad es un diseño capaz de alcanzar a todos los que vendrán después de mí.
Observe el siguiente texto bíblico, Romanos 5: 12 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.”
Estamos aquí frente a un poderosísimo principio eterno, esto es que TODO LO QUE YO HAGA ESTÁ AFECTANDO A MIS GENERACIONES, por lo tanto, cuando un esposo es infiel, no está quebrando el pacto con su esposa solamente, está mancillando a sus hijos y también a todas las generaciones que vienen después de ellos, él está sembrando infidelidad en su linaje.
Nuestros hijos son el huerto de Dios, todo lo que creamos en nuestros corazones tarde o temprano será sembrado en ellos. Lo mejor para un padre entonces será vivir por fe en Jesucristo, esta vida de fe llenará de justicia su corazón, el resultado será que esa justicia viajará de generación en generación; aumentando, amplificándose, expandiéndose, creciendo hasta ser un monte que llena la tierra. Cada decisión que como padres tomamos para seguir el Reino de Dios y Su Justicia, por pequeña que parezca hoy, es en realidad un gran monte que se manifestará generaciones más adelante. Este es el modelo que desarrolla la cultura de Dios en la tierra.
Este escrito busca alumbrar respecto de cual es la importancia de Dios en la paternidad, y mi perspectiva es que apartado de Dios no se puede ser padre plenamente.
Dios no está llamando a la libertad para formar y desarrollar nuestros hijos desde su Monte Eterno, subamos todos a mirar las generaciones junto con Él.