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La Voz de La Verdad

ACTUALIDAD: HACEN FALTA MARTIRES...





Jesús nos ha dado la orden de hacer brillar nuestra luz delante de todos, esto es, hacer manifestación pública de su consciencia, lo cual conlleva el ser actores sociales relevantes. La aparición de la luz en las escrituras en el libro de génesis viene de la mano de la voz de Dios ordenándolo todo de acuerdo a un relato coherente que expresa su voluntad y deseo para la creación.

La luz trae entendimiento. Podríamos decir que el entendimiento es una comprensión sobre la esencia y propósito de las dinámicas implicadas en el desarrollo de un cierto proceso. En palabras más sencillas, es comprender el qué es lo que está ocurriendo, cómo ocurre y porqué y para qué ocurre. Así que el entendimiento está ligado a una cierta narrativa, a una perspectiva que abarca pasado, presente y futuro en un relato coherente. El entendimiento está basado en la comprensión de un relato verdadero y coherente sobre la realidad.

Desde la Biblia, Génesis viene a proveer ese relato, esa razón esencial que responde al porqué y junto con ello al qué y quienes somos. La iglesia evangélica cae en tener un relato centrado en el futuro, pero no en lo eterno. Ve la cruz cómo algo que ocurrió para reparar el futuro, pero yerra en muchas veces no entender a cabalidad lo que la misma cruz implicaba, le está hablando a jóvenes que no tienen idea de quien es Jesús y les está diciendo “Jesús te ama”, “tienes un alma preciosa que salvar”; amados hermanos, en la mayoría de los casos ni siquiera el que comunica esa frase sabe lo que es un alma. Lo triste es que muchas veces la iglesia no tiene un relato, y causa de ello no sabe quién es, tiene miedo de entablar una discusión con alguien que piensa diferente, no puede juzgar con imparcialidad el pensamiento de otros grupos dentro del tejido social, entre otros males.

Así que debiéramos como iglesia otra vez oír esa instrucción que salió de la boca de Dios para los padres hebreos, de hablarles acerca de su historia y los mandatos de Dios continuamente a sus hijos. No sólo el qué había que hacer, sino que por qué hacerlo. Eso fortalecería sin duda nuestra identidad interna. Sin embargo, hace falta también proveer a quienes nos rodean de un relato coherente, eso es parte de ser la luz y sacarles de las tinieblas.

Pero hay una frase que resuena desde el libro de los hebreos, “no les aprovecho el oír ( la palabra de Dios), por no hacerlo con fe”. Muchas veces el pueblo evangélico pareciera no estar muy convencido de su relato. Lee a Jesús diciendo que Dios no habita en templos hechos por manos de hombres, pero gasta la mayor parte de sus recursos en levantar auditorios a los que luego llama iglesia y casa de Dios. De nada sirve un relato que no es creído, sino como un cuento del que en el caso de tener buenas moralejas se pueden extraer una que otra enseñanza moral.

Pero el relato de la biblia es mucho más que eso, es la historia sobre la realidad. Asumirlo requiere un reto de vida o muerte. Asumirlo es el punto donde mártir y testigo son la misma palabra en el griego: martys. Porque creer su relato implica morir. El sistema de este mundo en su totalidad está sostenido también en un relato, ese relato que la serpiente comenzó a contar a los seres humanos en el huerto. Y creer la narración del Padre Eterno implica una abierta oposición a todo lo que los seres humanos creen, por lo que viven y mueren.

El año pasado fue un año marcado por la incoherencia de los grupos gobernantes, incoherencia con sus discursos políticos, incoherencia con sus partidos, incoherencia con sus creencias religiosas, incoherencia con sus promesas; vimos gente acusando a otros públicamente, ser hallada culpable de iguales o peores crímenes semanas después, diputados vendiendo leyes a gigantes económicos, alcaldes malgastando el dinero de sus comunas a cambio de vehículos de lujo, en fin, pudimos ver en los noticieros y periódicos las palabras de Jesús cuando dijo que los gobernantes de este mundo se enseñorean y abusan de quienes están por debajo de ellos.

Hacen falta mártires, hacen falta testigos que mueran por lo que dicen creer. Que mueran al favor de sus pares, que mueran a las oportunidades de plataforma, que mueran a su reputación. Gente que pueda ser columna y baluarte de la verdad. Este 2016 es un año para que la iglesia ponga su vida por la verdad en los lugares públicos, que haga brillar la consciencia de Cristo delante de todos, si amamos a las ciudades y naciones, moriremos por ellas juntamente con Cristo. Jesús afirmó que recibiríamos poder cuando viniera su Espíritu sobre nosotros, y seríamos mártires por toda la tierra. Este poder es dynamis, capacidad de generar movimiento, de romper la inercia y cambiar el curso de los acontecimientos. Cuando alguien está dispuesto a creer algo diferente, ha iniciado una nueva época. Los mártires abren los misterios de las épocas, ellos mudan los tiempos siendo en la tierra los umbrales del Renuevo.

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