CHILE, CULTURA Y CONCIENCIA...
¿Has oído alguna vez expresiones como “Que poca cultura tiene tal o cual persona o que inculto es”, frente a un comportamiento inadecuado?
Me imagino que tal cual a mí me ha sucedido, tú también has oído esas expresiones más de alguna vez. Pero, creo que está totalmente equivocado considerar que un acto sea inculto o falto de cultura, por estar fuera de mi marco cultural. Debido a que finalmente el acto que evocó la expresión está dando cuenta de una cultura en particular, diferente a la mía, pero cultura al fin y al cabo.
De la misma manera, vemos a diario manifestaciones culturales en todo lo que nos rodea. La cultura no solo se ve expresada por medio del arte visual, sonoro, o las películas, sino que como mencioné anteriormente, cada acto consciente de las personas y organismos que nos rodean dan cuenta o manifiestan una cultura, en la forma de hablar, la comida, etc.
La cultura está íntimamente relacionada con la conciencia de la persona u organismo que la posee. En otras palabras, la cultura es una expresión de la conciencia de las personas. Entendiendo que la conciencia es aquel ámbito intangible o inmaterial que contiene todas aquellas cosas de las que somos conscientes, es decir nuestra conciencia expresa aquello en lo que creemos, pensamos y contenemos en nuestro interior. Por esta razón, nuestro marco cultural puede ser afectado o transformado a lo largo de nuestra vida, ya que a medida que pasa el tiempo y vivimos nuevas experiencias, nos hacemos conscientes de más cosas, y muchas veces de cosas que rompen con la forma en que hemos estado pensando, creyendo y actuando.
A partir de esto, podemos ver que la cultura puede ser modificada tanto de manera negativa como positiva a nivel de una persona, ciudad, país, etc., dependiendo de las imágenes (no solo refiriéndonos a fotografías, afiches, etc. Sino que a todo lo que genera un reflejo, un cuadro, una escena en nuestro interior) a las que decidamos exponer nuestras conciencias.
Si miramos a nuestro país durante los últimos veinte años, podremos darnos cuenta fácilmente que han sucedido muchos cambios culturales, unos más significativos y dañinos que otros. Por nombrar algunos, podríamos decir que hace veinte años el aborto no era calificado de la misma manera como se está viendo hoy, en términos de considerar la vida de un ser humano desechable o poner los intereses de los padres por encima del que está por nacer (porque para ser sinceros la mayoría de los que apoyan el aborto no lo hacen por motivos de un “embarazo inviable” o por una violación, sino que por la excusa que he oído miles de veces: “la mujer es libre de decidir sobre su cuerpo”). De la misma manera, si es que hablamos sobre la forma en que vive la mayoría de los chilenos, sobre endeudados o utilizando casi todo el sueldo en cosas que les permitan aparentar algo que no son, nos vemos enfrentados a una conciencia colectiva que ha sido afectada por una imagen de egoísmo y falso amor propio que rebasa todos los límites de lo sano y del beneficio tanto para el individuo como para la colectividad.
Si nos preguntamos, de dónde ha venido todo esto, creo que es seguro que podremos encontrar películas, publicidad, sistema económico, sistemas religiosos, teleseries, gente famosa, etc. Que solo se ha empeñado en proyectar una imagen nociva acerca de lo que debemos ser y hacer, siendo que eso ya está dentro de cada persona. Creo que la clave está en buscar la imagen que debemos proyectar, dentro de nosotros, en el espíritu que se nos fue entregado y que está esperando ser despertado a la vida, y no buscar llenar nuestra conciencia con imágenes que otros quieran poner sobre nosotros, tratando de masificar una cultura de muerte y destrucción.
Finalmente, creo que Chile puede recibir imágenes de vida que afecten su conciencia y modifiquen la cultura de todos los chilenos, en la medida en que en todo lo que hagamos revele esa vida que está en nuestro interior.