CAMBIO RADICAL
Era el año 2003, vivía en la ciudad de San Antonio junto a mi madre y hermanos. Estaba feliz, en ese entonces asistía a una iglesia Cristiana y mi noviazgo con Charlies ya tenía planes de boda, y además de eso, después de mucho tiempo había encontrado un trabajo en un supermercado de la ciudad.
Todo iba bien, hasta que esto, comenzó a demandarme mucho tiempo, trabajaba toda la semana, mis relaciones familiares y de amigos se estaban haciendo menos frecuentes, la iglesia paso a segundo plano y mi relación con Charlies se deterioraba cada día más. Con esta nueva etapa de mi vida en el trabajo, cambie mis intereses, prioridades y todo lo que tuviera relación con Dios. Luego de algunos meses me aleje de todo y de todos, mi centro era el trabajo y las personas con que me relacionaba allí. Termine mi relación de noviazgo. En ocasiones asistía a la iglesia con un sentimiento de culpa, que por ir, no solucionaba nada, porque al final seguía haciendo lo mismo. Salidas de trasnoche, nuevas relaciones de amigos y parejas. Nadie sabía con quién salía y ni a donde iba.
Fue entonces cuando comenzó lo inesperado para mí.
Todo cambio con un simple resfriado. Al principio no hice nada al respecto, creí que sería algo pasajero, pero los días pasaban y no mejoraba, me ahogaba por las noches, me costaba mucho respirar, consulte a diferentes médicos, decían que solo era un resfriado, pero yo no veía que los medicamentos hicieran algún efecto favorable, al contrario, me sentía cada vez peor. Al pasar unos pocos días aparecieron hematomas en algunas partes de mi cuerpo, mi rostro y mis tobillos se inflamaron, acudí donde un doctor que me realizo una serie de exámenes, en ellos arrojaron diferentes enfermedades, empezando por una neumonía, un edema generalizado, una gastritis eritematosa que me produjo una hemorragia interna, vómitos y mareos. Tuve unos días de licencia, y cuando volví al trabajo, ese día me sentía muy mareada, (nada de lo anterior había cambiado), pedí si podía retirarme antes, ellos al ver mi estado, accedieron, tome mi celular y llame a Charlies, le dije que me llevara a urgencia y en el camino perdí el conocimiento. Me internaron esa noche, casi no dormí. Al otro día ya en casa, en un momento, comencé a sentir una fuerte presión en el pecho, (mi padre con todo esto que estaba sucediendo se acercó aún más a nosotros), mi madre se comunicó con él, que viniera a verme porque no sabía qué hacer, ya que gritaba y lloraba de dolor. Cuando llego, me miro y dijo: pero que quieres que haga??...que otra vez te lleve a urgencia?, si te acaban de dar el alta!!.... le suplique llorando que por favor me viera un doctor, no podía más con todo lo que sentía en mi cuerpo. Ya en el hospital, los dolores se agudizaban, acerque la mesa puente hacia mí, apoye la cabeza y brazos sobre ella…y ahí no supe más….
Al siguiente día, desperté un poco aturdida, vi que me estaban subiendo a la ambulancia, mientras mi mama me hablada diciendo que me trasladarían al HCVB de Valparaíso ya que acá no sabían que me sucedía. Lo último que vi fue a la enfermera que iba a mi lado, me sonrió y volví a perder el conocimiento. Cuenta mi padre que, en retiradas ocasiones bajaban la velocidad, porque intentaban con reanimaciones mantenerme viva. Llegue al HCVB en coma, me conectaron a un respirador mecánico y una junta médica dio el diagnostico, se trataba de una Cardiopatía dilatada generalizada aguda que, a raíz de esta insuficiencia cardiaca global, como es una Encefalopatía hipoxia, provoco un daño cerebral irreversible y además una falla multisistémica general, ya que padecía un riesgo renal y pulmonar muy grave. Se habló primeramente de un trasplante de corazón, pero luego de ver que todos mis órganos vitales estaban comprometidos, se descartó. Estaba desahuciada, ya nada se podía hacer, solo esperar el desenlace final.
Los periódicos hablaban en sus portadas de lo imposible que sería mi recuperación, mi padre estaba desesperado, mi madre mantenía la fe, unos hablaban en donde sería mi funeral, la iglesia oraba pidiendo la Voluntad de Dios, otros pedían por un milagro. Los meses pasaban y yo permanecía en coma, hasta que tuve un momento de lucidez, ya no sentía mis extremidades, solo podía ver, oír….y pude hablar….dije: Dios, ya no puedo más con esta enfermedad, llévame…pero si me vas a sanar, hazlo ahora, porque ya no puedo más….”, luego, sentí como un golpe eléctrico en mi cabeza, vi todo negro, hasta que de pronto...me vi sentada en un prado, mire a mi alrededor y estaba rodeada de flores, me puse en pie y comencé a correr, sentía tanta felicidad y pensaba que todo era un sueño, que nunca estuve enferma, que había despertado a la realidad, fue entonces que a la distancia vislumbre una puerta rustica suspendida en el aire, me acerque lentamente para ver de qué se trataba, vi una mano masculina indicando la manilla de la puerta y oí una voz que me dice: Abre, Yo soy La Puerta. Abrí y en un suspiro mis ojos se abrieron, mi madre estaba al lado de mi cama orando, le hable y ella con lágrimas en los ojos, sonríe diciendo que Dios me había devuelto la vida. En un acto de fe saca de mi boca el tubo del respirador mecánico y comienzo a respirar. Los médicos no se explicaban como mi cuerpo estaba volviendo a la normalidad, fue entonces cuando comenzó mi rehabilitación, desde comer comida sólida, tomar una cuchara, hasta volver a caminar. Cuando me dieron el alta, los médicos sentenciaron que no podría tener hijos, mi cuerpo había quedado tan deteriorado que jamás resistiría un embarazo, menos dar a luz. Como eso aún no estaba en mis planes, no le di importancia, solo pensaba en que estaba viva, volví a vivir, volví a nacer…
En la vida siempre nos veremos enfrentados a situaciones parecidas a estas. Los procesos, problemas, enfermedades, las tribulaciones son momentáneas, pasajeras, solo por un periodo de tiempo, pero cuando uno está ahí, piensa que nunca va a acabar y que no hay esperanza, pero el propósito de lo que en verdad sucede, es que tu vida cambia radicalmente, ya nunca más vuelves a ser el (la) mismo(a). Él tiene planes que nosotros a veces no entendemos, pero al ver el resultado nos damos cuenta que él estuvo ahí y que cuando estas cosas suceden, podemos verle cara a cara, su mano obrar a nuestro favor nos muestra que él sigue siendo el mismo, que su gracia, poder y amor no ha disminuido, sino que sigue siendo El Dios, El Dios de los milagros. Hoy miro hacia atrás y puedo decir que todo fue un plan perfecto de Dios, aunque difícil y doloroso, fue más grande lo que recibí al terminar el proceso, un peso más grande de gloria. Su Gracia, poder y amor me envolvieron, dándome una nueva oportunidad de vivir por él y para él.
Así como el Padre levanta los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida. 1 Juan 5:21.