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La Voz de La Verdad

UNO PARA TRANSFORMARLO TODO...





“donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.” (Colosenses 3:11)


La muerte de la muerte

Antes de que lo que el mundo antiguo llamó cristianismo emergiera en las costas orientales del mar mediterráneo, no existía una sola cultura sobre la tierra para la cual todo ser humano tuviera el mismo valor esencial. Jesús dijo en una de sus últimas oraciones, que el sello que haría que el mundo creyera que Él había sido enviado, sería el hecho de que los que creían en Él serían uno.

Mas tarde, con el inicio de las primeras comunidades de Hijos de Dios, se mostraría fielmente como su marca el ser, tal cual lo relata el libro de los Hechos, de una sola alma y un mismo pensamiento. Cristo era y es, aquel que había destruido las divisiones, llevado en su cuerpo las enemistades entre Dios y los seres humanos, así como entre seres humanos.


Las escrituras mostraban, y las cartas de los Apóstoles venían a confirmarlo, que todo el género humano tenía un mismo origen, una misma posición de corrupción desde el principio y una misma posibilidad de ser vueltos a la gloria de ser hijos de Dios a través de la fe en Cristo. La historia que el evangelio contaba no venía a establecer nuevos estándares de un sistema de separaciones jerárquicas, sino que más bien, quién predicaba el evangelio, era uno que lo hacía sobre la base del igual valor de él y sus oyentes, así como de la misma situación de necesidad de la vida del Padre.

Así que la capacidad de ser uno, que la iglesia recibió, al recibir la gloria de Cristo, sería lo que derrumbaría la falsa unidad del imperio romano, basada, al igual que todas las unidades que el hombre caído había producido hasta ese entonces, en conveniencias político-económicas; porque el Cristo había roto los hilos del control de esas falsas unidades, al decir, ahora amarás no solo a los que te aman, si no que darás tu vida por tus enemigos, vamos a pedir que sean bendecidos los que nos persiguen y vamos a perdonar como fuimos perdonados. Él fue, como lo profetizara Oseas, la muerte de la muerte.


Ilusa unidad

Unidad es quizá una de las palabras más en boga en el mundo contemporáneo, de la mano de la introducción de términos como el de “aldea global”, o tener, desde hace ya más de medio siglo, una Organización de las Naciones Unidas. Este organismo, la ONU, busca por sobre todo producir una uniformidad político-económica entre las diversas regiones del globo, pero una unidad, que no es vacía en si misma, si no que posee contenidos claros y definidos que trazan objetivos a corto, mediano y largo plazo en lo que es la matriz de toda unidad, la cultura.

La cultura es la manifestación visible de aquello que se cree. Lo que la gente cree produce una cierta unidad, la cual, de ser verdadero aquello en lo que cree, puede perdurar, pero que de ser falso, solo tiene un destino, el desmembramiento y la destrucción. Es en este punto, cuando se requiere otorgar perdurabilidad a uniones basadas en mentiras, cuando se requiere del control y de la rigidez de las estructuras de manipulación.

La idea de que la verdad no existe y que es verdad lo que cada cual crea, o piense que es verdad, no es un invento de la modernidad, ni un descubrimiento ilustrado, sino que un mensaje proveniente de antiquísimas religiones orientales, una de ellas, y tal vez la más prominente en esta línea de pensamiento, es el hinduismo. El hinduismo es un caso de eliminación de la verdad para producir una unidad falsa basada en mentiras. El propósito del hinduismo es alcanzar la unidad con la totalidad, Brahaman, el cual es dios, pero a la vez es el descubrimiento de que en realidad, y así reza el pensamiento hinduista, nada existe y todo lo que hay es ilusión. De manera que entonces, tú crees y eres lo que quieres. ¿Suena conocido?

El yoga, práctica ampliamente difundida en todo el mundo occidental, al punto de que en el caso chileno es promovida en los colegios por el propio ministerio de educación, es una práctica religiosa hindú; homologando con las religiones de este lado del mundo, podemos decir que el yoga es una forma de oración hinduista, una práctica espiritual que tiene por fin entrar en la consciencia de que todo el mundo de las percepciones individuales y sociales no existe, y no es más que una ilusión en la que todos estamos de acuerdo, pero de la cual podemos liberarnos.

La ONU tiene un día internacional de la oración: 21 de Junio, día internacional del yoga. Es la única practica religiosa celebrada por la ONU. La idea nuclear del yoga comúnmente practicado es esta, la superación, el ascenso de si mismo, en el aislamiento. Cuanto más logres aislarte, más conectado estarás, cuando más vallas dentro de ti mismo, más uno serás con la totalidad.

Muchas veces se reciben en museos occidentales, tal es el caso de museos en Chile, exposiciones sobre hinduismo, mostrándolo como una religión admirable, o se desarrollan extensos programas de televisión para dar a conocer la supuesta hermosura de dicha cultura. Pero poco se menciona que de acuerdo a dicha religión se está destinado a vivir en una cierta condición socioeconómica debido a la casta a la cual se pertenece, y que en la india se puede ser apresado por prestar ayuda no propia a su casta, a un individuo de las castas más inferiores.


Ahora bien, es interesante notar, que de acuerdo a textos sagrados como el Rig Veda, la estructura de la sociedad responde a la unidad corporal de un dios del panteón indio. De manera que el discurso es este, la verdad no existe, tu eres lo que quieres ser, pero estas allí, pobre o rico, porque en tu vida anterior viviste de una forma que te arrojo a vivir como hoy vives, en otras palabras, vives como vives, porque tienes lo que mereces. Ahora, lo que garantiza tu posición en la casta es la elevación de tu mente hacia el darte cuenta de la irrealidad de lo que te rodea.

Otro punto en esta discusión es el lugar que la teoría de la evolución tiene en todo esto. Lo que la teoría de la evolución hace en términos morales es asentar la idea de que lo que hoy tenemos es siempre mejor que lo que teníamos antes, dando así la base del progresismo, y por otra parte, la idea de que en realidad, nuestra identidad no existe, sino que todos, no solos seres humanos, sino que todos los organismos, somos una célula original que ha evolucionado sin fin, somos, un solo cuerpo que se extendido en múltiples formas a través de los tiempos, cuerpo que en realidad no es mas que un segmento de un océano electromagnético sin fin.

Las conclusiones de todo esto son las mismas que las del hinduismo, ya que no es más que hinduismo secularizado. Todas nuestras percepciones y evaluaciones sobre el mundo no son si no ilusiones de nuestro ego; el tejido social es un solo cuerpo cuyas jerarquías son la muestra visible de la evolución. La evolución, al igual que el hinduismo, es en términos sociales una justificación de toda la estructura social, que dice que somos un uno que se expande por la división de si mismo, un uno que se expande por la guerra de los opuestos y que gobierna siendo superiores unos sobre otros. Pero Jesús dijo, entre ustedes no será así.


El poder del Uno

Pero esta no es la unidad verdadera que nos trajo Cristo el Hijo de Dios. La existencia de la comunidad de acuerdo a las Escrituras no es la consecuencia de una división con el fin de sobrevivir. La comunidad es la esencia del ser humano, este fue creado como una comunidad de varón y hembra, que se multiplica y expande no por la división y la competencia, sino que por el constante dar de sí. La verdad y la justicia existen, así como también el engaño y la injusticia. Lo verdadero y lo justo no son resultado del pensamiento de los seres humanos, sino que son la naturaleza del Padre creador. La verdad y la justicia se pueden encontrar solo en el darse al Padre y a los que nos rodean, el verdadero ascenso no está en el aislarnos en Dios, sino en el darnos para que Él pueda encontrar a los demás a través de nosotros.

La unidad que está viniendo del cielo, a través de sus Hijos, no es la de pactos de tolerancia política o acuerdos de conveniencia económica, no es la de buscar cómo podemos realizarnos cumpliendo nuestra vocación y tomar “lo que nos pertenece”. Es la unidad de ser unos con la verdad al transformarnos en la ofrenda del Padre. Ser la cultura del Padre es transformarnos a su imagen y semejanza, en una fuente que no deja originar lo nuevo, es un uno que se multiplica en el dar.


El poder del Uno, tal como Cristo lo dijo, es el de quebrar el sistema del mundo introduciendo la fe dentro de él como una voz recia y violenta de cambio y libertad, y activar en medio de los mundos (sistemas), el envío del Cristo, esto es el juicio de los sistemas caídos y la renovación de todas las cosas.


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