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La Voz de La Verdad

Las Pantomimas Políticas del Populismo, el ejemplo de las reformas Educacionales en Chile.


Hace algunas semanas, oí un programa radial en el cual se comentaba respecto de una estrategia de manipulación de las masas votantes, y también de la opinión pública; dicha manipulación consistía en “inflar” en las encuestas a un candidato emergente que se dejaba ver con un fuerte capital político a largo plazo, a fin de que al obtener en las elecciones una cifra muy inferior a la propugnada con antelación por las encuestas y esta diferencia se viera ante la opinión pública como una gran derrota, pese a que tomando en cuenta la reciente aparición de dicho candidato en la esfera pública como figura política, la realidad, analizando los números, pareciese que había obtenido un gran triunfo.

Las encuestas posibilitan hoy algo que va más allá del poseer información respecto de las opiniones en un país. Las encuestas son hoy para el mundo político, en realidad, estudios de mercado. ¿ Qué es aquello que más le interesa a la gente? Vamos a hablar sobre aquello. ¿ Cuáles son las habilidades blandas más valoradas por la ciudadanía? Nos comportaremos para vernos como claros ejemplos de ellas. ¿ Qué es lo que impulsa a la gente a votar? Haremos justamente eso. Estos son ejemplos de aquello que hoy por hoy llamamos populismo.

El populismo es definido como la práctica política de desarrollar estrategias que tengan por fin acarrear el apoyo de las clases populares. Pero acarrear el apoyo no necesariamente demanda la atención de las necesidades de dichos sectores sociales, sino muy por el contrario, sencillamente asegurar un piso electoral por medio de ciertas prácticas comunicativas. Así, los políticos y sus partidos muchas veces están más rodeados de publicistas y asesores de imagen que de especialistas en economía y justicia social.

Por ejemplo, una transnacional del trigo podría acaparar toda la producción de harina para un programa mediante el cual un gobierno ofreciera pan gratis a un tal segmento económicamente vulnerable de la población. De manera que la gente del segmento de la sociedad en cuestión reciba su pan.

El dinero para pagar a la multinacional saldrá de las arcas de todos los ciudadanos que en una u otra medida paguen impuestos en dicho país-incluyendo las compras de aquellos que reciben el pan “gratis”-, la multinacional posiblemente entable relaciones de amplio financiamiento a los partidos políticos y políticos individuales asociados tanto en la decisión de comprar solo a dicha transnacional, como a aquellos que resguarden la permanencia del acuerdo comercial. Pero el mayor dividendo de la operación, sin duda, será que el sector político que consiguió la gratuidad del pan, se verá en la opinión pública, como el gran benefactor del pueblo.

El populismo tiende a engarzarse en las entrañas de la emotividad de un pueblo, a fin de poder manipularle desde la irracionalidad de sus intereses más profundos, aquellos arraigados en los recovecos más íntimos de su sicología. El populismo no es sólo cuestión de las diluidas izquierdas latinoamericanas, ni tampoco obedece a la ausencia de proyecto político o a una falta de liderazgo que se sirve de la manipulación por medio del ofrecimiento de regalías.

Por el contrario, en discrepancia con todas aquellas típicas formas de lectura del populismo, este es, la estrategia de proyectos políticos que operan con miras a conducir la realidad política de un país de acuerdo a canones, pautas y agendas marcadas por grupos de poder e interés que se sitúan por fuera y por encima del teatro de antagonismo izquierda-derecha.

La supuesta falta de prolijidad de los populistas, su aparente ignorancia, sus supuestos “errores”, no son sino la apariencia que oculta las imbricadas maquinarias en las que se mueven. Para que parezca que ellos “no saben lo que hacen”. Sin embargo, cada paso, cada decisión, y por sobre todo cada anuncio, y acto público, se sustenta en la idea de una imagen desde la que se busca manipular la realidad nacional.

En Chile hay ejemplos claros. Uno de ellos, es el caso de las últimas reformas y propuestas de reforma en materia educacional. Aquí se juega con todo el deseo propio del Chileno de encontrar algo con lo cual validarse delante de otros y ver en la educación una herramienta para “surgir”, pero a la vez, algo también muy propiamente chileno, poder obtener el mayor beneficio posible al menor costo personal posible. Como decíamos, si investigamos un poco, nos daremos cuenta de la cantidad de conocimientos de sicología de masas a la hora de producir un programa de gobierno.

Entonces el juego inicia diciendo primero que nada, que existe algo así como la posibilidad de una educación gratuita. Cosa que solo puede ser creída desde la irreflexión; pues al pensar un poco se hace evidente que, en primer lugar, los profesores no son ni robots ni entes sin necesidades ni deseo de obtener algo a cambio por su trabajo, así que, en segundo lugar, para no decir que nos mienten, nos quieren envolver con una gran omisión, la de cómo es que vamos a pagar “el regalito”.

El regalito lo vamos a pagar todos nosotros. Porque las arcas del Estado no son un mágico tesoro escondido donde nace el arcoíris, sino que es la billetera de lo que todos los chilenos aportamos de nuestros ingresos, cada vez que compramos, más lo que se recaude de impuestos de todo tipo a empresas que vienen a comerciar a nuestro territorio.

Sumado a esto, esta aquella gloriosa cifra de gratuidad para el 60% de los estudiantes más vulnerables. Pero sorpresa, ese número está vacío. ¿A que quintil se refiere? Al menos en declaraciones públicas nunca se dice. ¿ Qué cantidad exactamente refiere el porcentaje? Tampoco se nos ha dado a conocer. Pero, independiente de que fuera un gran o pequeño número, lo peor viene aquí. Los estudiantes más vulnerables no estudian en las universidades del Estado.

Los grandes beneficiarios del regalito de la gratuidad, no son los estudiantes, ni las clases sociales menos acaudaladas, son los planteles universitarios privados de baja calidad académica que recibirán a esos estudiantes. Pero había que asegurar este flujo de capitales estatales a privados. ¿ Cómo podemos hacerlo? Disolviendo los grandes trampolines de ascenso socio económico de las clases bajas y medias. La selección en los colegios públicos de mayor calidad, para que bajen su calidad, y acabando con la existencia de los particulares subvencionados. No a la selección, sin énfasis en la calidad, y la división entre particulares y municipales, de nuevo, sin énfasis en la calidad de estos últimos. Todo esto para asegurar que, tal como dijera Nicolás Eyzaguirre, ex ministro de educación al inicio del actual periodo de gobierno, se le quiten los patines a los que van más rápido.

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