#HayUnNuevoDia: ¿Políticamente Correctos o Realmente Genuinos?
Una de las cosas más dañinas para nuestras relaciones e interacciones, sin duda es el hecho de tener ideas preconcebidas acerca de las personas que nos rodean. Ya sea desde cosmovisiones culturales, o parámetros sociales de la híper conectada aldea global, o desde patrones “de plantilla” que instituciones humanas nos imponen.
Estamos acostumbrados a responder a expectativas, en realidad a imágenes que inconscientemente terminamos imitando, por consiguiente, idolatrando. Ya sean modas, tendencias, conductas, o simplemente respuestas que esperan socialmente de ti, pero generalmente las demandan quienes nunca se han puesto en tus zapatos y rara vez te han preguntado genuinamente ¿Cómo estás? Terminan aislándote o simplemente no te toman en serio, porque esperaban una sola cosa de ti, o terminan mirándote como a un extraño, sin entender realmente el proceso que va por dentro.
Como chilenos, somos muy buenos para juzgar apresuradamente, somos muy buenos para mirar y agigantar los errores de los demás, pero tendemos a esconder “bajo la alfombra” los nuestros, y “sacamos las garras” cuando alguien se atreve a señalar o hacernos ver una equivocación nuestra. Tenemos la mala costumbre de mirar la viga del ojo ajeno, teniendo en nuestros ojos un tronco. Jesús les llamaba “hipócritas, primero saquen la viga de su ojo”.
¿De que hablaba Jesús? ¿Te agrada ver una foto borrosa o desenfocada? no, ¿verdad? ¿Qué nos hace pensar que podemos juzgar algo, o a una persona, sin antes haber visto todas las perspectivas a su alrededor? Si sólo miramos desde el “velo” de una expectativa, simplemente no tenemos el derecho a juzgar. Menos si no es desde el amor, sino en realidad desde la satisfacción de sentirnos superiores.
Que incómodo es cuando quieren ponerte un traje que te queda mal, las mangas largas, o te queda apretado en las piernas y te cuesta caminar, pero te dicen que tienes que usarlo, porque es lo políticamente correcto, porque sino pensarán mal de ti. ¡Que asquerosa manipulación! Hay muchas cosas que hacemos, o que no hacemos, por temor a lo que piensen los demás. Mi pregunta es, ¿Realmente Dios me pidió hacer o no hacer aquello? ¿Qué pensará él al respecto?
Es muy incómodo ser alguien que tú no eres, lo que planteo no es una rebelión, porque tampoco fuimos hechos para eso, yo les hablo de autenticidad, de ser genuinos, de ser puros en lo que nosotros somos y realmente fuimos creados para ser. Generalmente relacionamos la pureza con los aspectos morales, específicamente con lo sexual.
Puedo decirles que eso es una pequeña arista de lo que es la pureza. Pureza es no tener “añadidos” a nuestra forma de ser, es no necesitar realmente agradar a los demás. Cuando sabes que tu único propósito es agradar a Dios, lo demás son sólo añadidos innecesarios, accesorios sociales que son realmente inútiles, o simplemente alguna máscara o algún disfraz para ser aceptado dentro de un grupo.
Juzgar precipitadamente, así como disfrazarse, no dicen más que de una pobreza interior, que sólo puede ser resuelta delante de Dios, para que, desde allí, podamos finalmente mirar con los ojos del amor a nuestros semejantes, y poder ver las riquezas que, tal como Dios ha puesto en ti, también ha puesto en ellos.