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La Voz de La Verdad

Padres, un Amor sin límites

En la foto, Nadia Fernández y su Papá.

El tiempo pasa tan rápido que no tenemos tiempo para las cosas más esenciales de la vida como compartir con aquellos que amamos, nos falta tiempo para amar de verdad y aun las relaciones de amistad son ligeras, porque casi que no hay tiempo para profundizar y estamos tan cansados que no hay ánimo para aquello.

Pasamos por etapas en que vamos cambiando y si recordamos, en la niñez nuestros padres eran absolutamente nuestro mundo y éramos muy dependientes en todo sentido de ellos, en la adolescencia o etapa donde todo nos molesta y nos enojamos contra el mundo y a quienes primero tiramos al blanco es a nuestros padres, nos descargamos contra ellos y nos olvidamos de que han sido lo mejor que han podido ser. Solo cuándo crecemos y entramos en una etapa madura o hemos tenido nuestros propios hijos, estamos en la misma parada para poder entender todo lo que han tenido que pasar por causa nuestra y nos damos cuenta que ha sido por amor.

Creo que es muy rescatable recordar cómo se comportan las tribus indígenas, etnias y pueblos con respecto a cómo tratar a los padres, independiente de su edad. Los ancianos y los padres en sí mismos, intrínsecamente tienen el derecho de ser respetados y valorados en su rol, se les respeta la palabra y el consejo, su sabiduría y su voz, la palabra de un padre merece ser considerada, porque son dignos y son protección para nosotros. Ellos son la primera autoridad asignada por Dios, pues él nos asigna la familia en la que naceremos, no podemos escoger a nuestros papás ni a nuestros hermanos, pero es el lugar para que un niño crezca saludable en todo sentido y se desarrolle en todos los ámbitos.

La familia es la cuna de la sociedad, es el fundamento, es el cimiento de una ciudad o nación sana, por lo tanto una familia bien constituida en principios cristianos y morales, en amor y cuidado, es una familia que incubará y moldeará niños sanos en toda la extensión de la palabra.

Hoy vemos con más frecuencia la importancia de volver a ciertas formas de actuar con respecto a los padres. Por ese amor incondicional que nos dan ellos merecen ser respetados, cuidados, tratados con cariño y ternura. Cuidarlos en su vejez, porque es la ley de la vida que sus hijos los cuiden y se hagan cargo de buena manera de ellos y velen por sus necesidades. Son manos devueltas de puro amor.

Talvez, a nuestros ojos no son perfectos, pero es un acto de amor traernos al mundo y darnos la vida y ayudarnos a vivir lo mejor posible. Se requiere de mucho valor para tener hijos y criarlos, se requiere de un gran corazón y determinación, se requiere de mucha Fe para avanzar creyendo que vas a lograr una buena formación para ellos y que nada les va a faltar, por eso ningún sacrificio es poco.

Curiosamente cuando los padres son ancianos se vuelven como si fueran nuestros hijos, requieren de todo nuestro cuidado y protección, se vuelven vulnerables y lentos, hay que acogerlos y ayudarlos a pasar por el proceso de que todo es en cámara lenta y requiere paciencia. Necesitan de una voz que los anime y los aliente y los haga sentirse valorados. Que nuestra voz y nuestros brazos, nuestros ojos y nuestros oídos estén prestos para amarlos hasta el final y nos quede el recuerdo de haber cumplido por amor.

Escojamos amar de manera práctica, pues no sabemos cuándo ya no estarán entre nosotros.

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