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Padre Hurtado

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TIERRA DESEABLE

Por Nadia Fernández - Samuel Bravo - Jacqueline Tobar

Al mirar este bello lugar, sus valles, sus calles, sus colores en verdes de distintas tonalidades, su espacio, sus olores, veo una tierra hermosa como un vergel, con muchas aves anidando, un lugar que en un principio fue llamado “Peucodañe”, voz mapuche que significa “nido de peuco”, (peuco, el ave de rapiña y dañe: nido). El Peuco construye su nido en base a palos secos en forma plana.

 

No me canso de mirar su hermosura y cómo este lugar ha ido cambiando a través de los años; aun cuando los terrenos agrícolas han ido dando paso a las casas. Las veces que he ido a la cuesta Barriga camino a Valparaíso y miro sus paisajes desde la altura, es un gran espectáculo en que la vista se recrea y descansa. Suelo observar los comercios pequeños y en especial los pequeños negocios familiares, donde por ejemplo venden pan amasado, y me encanta ver en ello la esencia del lugar, en particular frente a lo bello del paisaje de Padre Hurtado.

Cuando he ido al centro en la plaza y visito sus lugares, veo un entorno hermoso, bien cuidado, una tierra muy hermosa. A pesar del avance demográfico en cuanto a villas, condominios y parcelas, aún se respira o se siente lo fértil y deseable que es este lugar, bello y tranquilo para vivir y con gente generosa.

Al investigar la historia de este lugar, y descubrir que posterior a la sucesión de mayorazgos que venían desde el tiempo de la colonia, y que finalizaron décadas después de la independencia, hubo entrado el siglo 20, un periodo donde la Estancia Santa Cruz (nombre dado en la época colonial) pasó a ser Marruecos, y a tomar cada vez más forma de ciudad. De la mano de don Alberto Tagle, quien fue previendo las necesidades de la gente alrededor, dispuso de lo necesario para traer desarrollo.

Mientras algunos ven por sí mismos, otros están mirando más allá de sus necesidades y se vuelcan a ayudar a los vecinos. No es que le sobren las cosas, sino que parte por interesarse realmente en lo que le pasa al otro; y de paso reflexionar cómo podemos ser la respuesta a esas necesidades diarias, porque no todo lo pueden hacer los demás y sería un error dejar que otros solucionen cosas o situaciones que nosotros podemos cambiar, porque muchas respuestas están en nosotros.  

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Haber estado en una pandemia, y en periodos de encierro, nos ha dado varias lecciones, ahora pudiendo salir libremente a la calle, nos ha dado la oportunidad maravillosa de poder hacer cambios profundos, que nos lleva a respirar esperanza, una esperanza que no está basada en algo o alguien externo, sino en que los cambios están en nosotros mismos, en nuestra forma de creer y de pensar; se trata de nuestras familias y nuestro entorno.

Muchos emprendimientos nacieron en medio de la reciente pandemia y muchos dejamos nuestros trabajos dependientes de una empresa o jefatura, para lanzarnos a ser nuestros propios jefes, administrar nuestros horarios y escoger en qué trabajar, ya no para hacernos esclavos sujetos a un sistema que oprime, que no te deja tiempo para nada y te hace dependiente, sin poder desarrollarte,  sino, para privilegiar estar con la familia, con los hijos, cuidar a nuestros ancianos, descansar y mejorarse de tanto estrés.

Necesitamos replantearnos por qué hacemos lo que hacemos, cuál es la motivación de lo que hacemos. Algunos pensarán solo en la necesidad de trabajar para comer, pagar cuentas, y adquirir cosas innecesarias, pero la vida es mucho más que eso. Es clave el lente con el cual miramos la vida.

Al mirar nuestra comuna, es necesario deshacernos de las limitaciones, por ejemplo, es mentira que los recursos son escasos. Esto lo vengo escuchando por años y no es cierto. La tierra sigue produciendo, la lluvia sigue cayendo, el agua sigue creciendo en su caudal, todo sigue su curso, así que quiero animarte a que no temas de lo que por venir. Saca el temor y la ansiedad de tu corazón y enfócate en lo que puedes hacer por mejorar tú y tu entorno. Ve tus habilidades, tus dones, las cosas para las que eres bueno o buena y échalas a andar. No dejes que el temor te detenga.

Quiero animarte, los límites solo están en nuestra cabeza y manera de pensar. Hay mucho por hacer y por rescatar, por cambiar. Esto es tan poderoso, que, si tú cambias y si yo cambio, cambia la ciudad, porque nos vamos contagiando de un sentir positivo y es que comenzamos a vivir más felices, más sencillos, menos consumistas y más productivos, con una visión más clara.

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