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El Monte

Río Mapocho El Monte

DEJEMOS QUE EL VIENTO SOPLE

Por Yesmín Contreras S. y Cristian Godoy C.   Fotografías: Cristian Godoy C.

Mi querida gente, como han cambiado las cosas en el último tiempo. No tan sólo por los conocidos acontecimientos. No necesitamos ir tan lejos, las cosas han cambiado aquí, y es necesario cambiar nuestra forma de pensar, las cosas parecieran ser igual que siempre, pero no te equivoques, nuestros viejos paradigmas no nos servirán para lo que viene.

Esto parece un enigma, vamos a hablar más claro, mi gente de El Monte ¿han visto cómo el viento sopla en nuestra tierra? ¿Qué significará esto? Tal vez en otro tiempo esto se dio, pero de ser así, hace mucho que no se veía. Deja de pensar en que la comuna o territorio en el que habitas es solo un lugar que sirve de dormitorio mientras trabajas en otro lugar, o que este es sólo suelo para cultivar y cosechar.

Esta tierra tiene un diseño, un propósito y una grandeza, alguien pensó en este lugar, alguien con tal grandeza y amor, que puso aquí cosas extraordinarias, riquezas que no te imaginas, también las puso dentro de ti. Pero no te olvides de esto, la ciudad en la que vives, su cultura, costumbres, comidas, espacio urbano, casas, calles, etc., serán el reflejo de la mentalidad, los pensamientos o creencias de sus habitantes.

Río Mapocho - El Monte

¿No te has puesto a pensar en lo envejecido que estaba este lugar? ¿Te habrán contado bien su historia? De repente el viento vino a soplar lo viejo, es hermoso ver que un objeto empolvado u oxidado recupera su belleza original, su real valor. Soplan nuevos aires como reza el dicho popular, este hermoso lugar tiene el potencial de sacar a luz cosas nuevas, pero necesita alguien que lo crea y que se atreva, se atreva a quebrar lo envejecido y entrar a un nuevo día. Te preguntarás ¿cómo se vive esto?, sólo abre tu corazón a creer que aquel que creó este lugar te está hablando y te llevará por el camino que tienes que ir. Emprende, sueña, date por entero por otros, diseña, proyecta, transforma, mira este lugar con otros ojos. Esta tierra no es una gran ciudad, porque su diseño es ser una tierra fértil, y el cemento solo esteriliza y seca. Es una tierra fértil porque produce cosas nuevas, une los dos ríos (Mapocho y el Maipo), porque el agua gesta (a modo de vientre). Tu no naciste para un sistema que te utiliza, pero no te desarrolla, mírate como un árbol que puede dar mucho fruto, pero para esto necesitas volver a escuchar las palabras de aquel que diseñó este territorio, unirte a su canto, y seguir sus pisadas. Eres mucho más de lo que imaginas.    

Lo mejor que le puede pasar a un pueblo, localidad o ciudad, no es tener más villas, casas o mejor infraestructura, no son los grandes comercios, supermercados o lo que ofrece una gran ciudad. Lo mejor que puede sucederle, es que su gente camine de forma justa, honesta, rectamente. Es que sus habitantes se relacionen con amabilidad y hospitalidad, lleguen incluso a amarse, y repliquen esto con el forastero, como reza una popular canción. Es que no busquemos tomar algo solamente de nuestra tierra, ya sea explotándola o buscando solo lucrar, sino buscar en nosotros mismos que podemos dar por nuestro maravilloso entorno en preservarlo y desarrollarlo, y así también seamos con las personas, preguntándonos ¿Qué tengo yo para dar? No necesariamente esto significa algo material, hay mucha riqueza intangible.

Un nuevo amanecer en este lugar requiere muchos cambios, partamos por nuestra mente y corazón, busca guardar silencio en tu interior, para escuchar a aquel que diseñó esta tierra y que también te formó, te pensó y te amó. Escucha la voz de Dios dentro de ti, y entenderás cosas que no te imaginas, y si caminas sus palabras en este territorio, entregarás a tus hijos una tierra llena de su verdadera grandeza, porque esa grandeza también es para ti y para ellos.

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